La Fugada De La Cárcel De La Pica. |
LA FUGA DE LA PICA ES LA GUERRA REVOLUCIONARIA EN MARCHA
1. “Por órdenes del COMITÉ POLÍTICO NACIONAL del Partido Bandera Roja, el FRENTE AMÉRICO SILVA (FAS) procedió a ejecutar una operación de rescate de 13 prisioneros políticos que se encontraban recluidos en la Cárcel Nacional de La Pica, en Maturín, estado Monagas.
2. La operación se ejecuta de manera combinada entre los camaradas presos y un comando operativo del FRENTE AMÉRICO SILVA (FAS) especialmente designado para esa misión. Los camaradas presos dominaron a un guardia civil que vigilaba ese sector y penetraron donde está el tablero de distribución de la electricidad, pudiendo de esta manera apagar la luz del penal. Inmediatamente los camaradas del comando operativo externo atacan un puesto de vigilancia de la Guardia Nacional, que es la encargada de la vigilancia del penal, para cubrir la retirada de los camaradas, entablándose una fuerte balacera que no tuvo de parte nuestra bajas que lamentar. Tanto en el comando operativo del FAS como el grupo de revolucionarios que escaparon de la cárcel se retiraron en orden después de logrado el objetivo.
3. Esta operación la hemos designado con el nombre de Vicente Contreras Duque para rendir homenaje a quien fuera destacado dirigente de nuestra organización y un defensor intransigente del marxismo-leninismo. Contreras Duque fue muerto por el ejército burgués el 22 de febrero de este año. Su heroica muerte ocurrida junto con la de Juan Zabala Gómez, unida a su vida de consecuencia revolucionaria lo coloca en la galería de los héroes populares que sirven de ejemplo a todo nuestro pueblo.
4. El FRENTE AMÉRICO SILVA (FAS) es un embrión del gran EJÉRCITO POPULAR, que habrá de ser el instrumento armado para derrotar la opresión burguesa e instaurar la Dictadura del Proletariado en su forma de Democracia Popular. La reconstrucción de nuestro Frente Guerrillero fue acordado, como es de conocimiento público, por nuestro IV Pleno de Cuadros. Esta decisión fue tomada después que ese mismo Pleno expulsara de nuestras filas a la fracción pequeño-burguesa que mediante un complot tratara de apoderarse de la dirección del Partido y conducir a la organización hacia una política aventurero-foguista; esta fracción logró apoderarse del frente guerrillero Antonio José de Sucre.
La primera reunión del Comité Político Nacional electo en el IV Pleno de Cuadros, acordó que el Frente Guerrillero a reconstruir por el Partido se llamara FRENTE AMÉRICO SILVA, rindiendo de esta forma homenaje a quien fuera comandante fundador del FGAJS y uno de los fundadores y más destacados dirigentes de nuestro Partido.
5. El logro exitoso de la fuga significa una victoria de la Guerra Revolucionaria, ella se inscribe dentro de una política de recuperación de fuerzas y de preparación para ascender en el desarrollo de la política revolucionaria de la toma del poder político.
Para nuestra organización significa un refuerzo en las tareas de dirección del Partido por cuanto entre los fugados hay varios camaradas que ocupan cargos de dirección en nuestro Partido. Esta operación que sigue el camino de la Operación “Jesús Márquez Finol” (fuga del San Carlos) representa nuestra ratificación práctica de seguir transitando el camino de la Guerra Revolucionaria Popular hasta lograr el derrocamiento de la burguesía del poder y la instauración de un régimen de Democracia Popular.
Nuestro Partido no trillará nunca el camino de la conciliación electorera ni el de la aventura foguista. Nuestra línea es la del desarrollo de la violencia revolucionaria y, dentro de ella, nuestra atención fundamental la ocupan las tareas de fortalecimiento de nuestro Partido, como Partido de la clase obrera venezolana, de desarrollo de un poderoso ejército popular y de constitución de un Frente Unido de Clases Explotadas.
Frente Américo Silva.
Montañas de Venezuela.
30 de agosto de 1977
*Cuenta el Gordo Cova Mata"
Un 14 de Agosto de 1977, 13 Presos Políticos de la Penitenciaría General de Oriente(cárcel de la pica), recuperan su libertad tras una espectacular operación, sin precedentes, protagonizada por un destacamento de combatientes del Frente Guerrillero Américo Silva, FAS. brazo Militar del Partido Bandera Roja y, los Prisioneros Políticos que operaron desde adentro.
De acuerdo con relatos del emblemático Guerrillero Francisco Jiménez (el Viejo Ruperto), militante del Partido Bandera Roja, el plan de rescate de la "Operación Vicente Contreras Duque", constaba de tres partes, una de las cuales estaría coordinada por Andrés Cova Mata, el Catire Roberto Rincón Cabrera y Faustino Lugo, miembros del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja, a la vez integrantes de la Célula "Luis Tineo Gamboa", que agrupaba a los Presos Políticos del penal. Otra parte importante del plan, sería ejecutada por el componente exterior, integrado por el Destacamento Guerrillero que operaría de manera simultánea con el componente interno, conformado como ya se dijo, por los Presos equipados con armas cortas. Una tercera parte, el plan de retirada de los Compañeros, con mecanismos de emergencia, en caso de "despelotados".
Relata en sus Memorias "el Gordo Cova Mata" que la Unidad que operaría del lado exterior, bajo las órdenes de Emperatriz Guzmán Cordero (Chepa) y Pedro Véliz Acuña (Ringo), ambos militantes del Partido Bandera Roja, llegó a las proximidades de la prisión aproximadamente a las 7:05pm. de la noche del domingo 14 de agosto de 1977. Pasadas las 7:35pm se inician las operaciones, con el corte de luz, por parte de los internos y el sometimiento del del guardia de seguridad interna. En medio de la oscuridad se inicia el desplazamiento hacia la puerta de salida, y después continúan hacia la cerca exterior.
Uno de los guardias de las garitas divisa el extraño movimiento,
matraquea el fusil y dispara contra los presos. En el acto el Comando Guerrillero acciona sus armas, dándose inicio a la balacera en el lado exterior, en medio de la cual los presos, provistos de cizallas cortan la cerca y salen de las instalaciones de la cárcel.
En medio de un acontecimiento sin precedentes, 13 Prisioneros Políticos, 09 del Partido Bandera Roja, 02 del PRV y 02 que producto de la división del Frente Antonio José de Sucre, ya no eran Militantes de aquel Partido, pero en un acto de Solidaridad Revolucionaria, fueron incluidos en el plan de fuga.
Pueden mencionarse los nombres de *Mateo Enrique Guillén Rebanales (El Negro Ventura o José Luis Dominguez), Andrés Cova Mata, Faustino Lugo, El Catire Roberto Antonio Rincón Cabrera, Francisco Javier Jiménez (El Viejo Ruperto), Luis Rafael Calma, Luis Agustín Cova, y Antonio Arias(Mochinga) todos del Partido Bandera Roja; Ramón Morales Rossi y Eudes Rodríguez, del PRV; José Noguera y Jesús Rodríguez(El Chamo), de BR-ML.*
fin del relato.
*La periodista que esta entrevista a los guerrilleros, era militante de BR.
LOS FUGADOS DE LA PICA - Operación Vicente Contreras Duque.
(ÉLITE, 30 de septiembre 1977)
La periodista Irma Barreto subió hasta las montañas para entrevistar a los protagonistas de la fuga de 13 presos políticos de la Cárcel de La Pica.
En esta destacada fuga el Comandante Guerrillero Andrés Cova Mata y Roberto “Catire” Rincón, del Comité Político Nacional de Bandera Roja, fueron sus principales operadores.
Uno de los fugados fue el último guerrillero del país en deponer las armas, Francisco Javier Jiménez, conocido como El Viejo Ruperto y también, Antonio Arias, a quien llamaban “Mochinga”.
Pedro Veliz Acuña y su columna de guerrilleros del Frente Américo Silva, desde las afueras de la cárcel, llevaron a cabo la operación de rescate.
El plan fue trazado desde adentro y desde afuera. Había un plan A y un plan B. El A consistía en que los guerrilleros, al mando de Veliz Acuña, llegarían desde el monte a una de las garitas de La Pica, de noche, y controlarían al guardia; luego encenderían la llama de un yesquero, que era la señal convenida para que, desde adentro, sus compañeros, que contaban con tres pistolas 9 milímetros y una granada, pusieran en práctica el plan B y controlaran a los vigilantes, corrieran a la alambrada y la cortaran, después de apagar las luces de esa parte de la prisión.
El día escogido fue un domingo porque a los presos les proyectaban una película, de manera que se acostaban a las 9 de la noche y no a las 7 y 15 como ocurría usualmente; eso les daba a los guerrilleros una ventaja de una hora y 45 minutos para actuar.
Los presos comunes estaban separados de los presos políticos, lo cual hacía más factible la oportunidad de escapar.
Para llegar a la cárcel, los guerrilleros debían atravesar una explanada de 200 metros desde el monte. Allí era donde los presos hacían labranza. Como desde las garitas podía verse la acción de los subversivos, estos debían extremar las precauciones para no ser descubiertos.
El día previsto se desató un torrencial aguacero. El terreno se tornó tan pantanoso que era difícil movilizarse.
Además, no hubo película ese día. Pero el plan ya estaba en marcha y no se podía retroceder.
El plan de fuga encontró dos problemas:
- Debían adelantar la acción y no tenían cómo avisar al exterior; es decir, la gente de Veliz Acuña no sabía los cambios dentro de la cárcel.
- Los guerrilleros cercanos a las garitas no sabían que no iban a pasar la película y que, por ese motivo, no contarían con la hora y 45 minutos adicionales para actuar.
A las 7 y 15 los carceleros comenzaron a recoger a los presos, algunos dirigentes de Bandera Roja se escondieron en un cuarto. No habían visto la llama del yesquero, así que decidieron poner en práctica el plan B.
Uno de los guardias se quedó dormido y el otro fue neutralizado cuando lo llamaron y acudió presto. Lo encañonaron y lo rociaron con líquido paralizante para que no pudiera gritar.
Cortaron la luz del sector, se apagaron los reflectores de las garitas ubicadas en el lado de la cárcel por donde iban a escapar y que daba a la calle adyacente.
Más adelante hay un caserío donde los esperaban los automóviles de sus compañeros. Cuando la oscuridad cubrió totalmente la zona, salieron hacia la alambrada con una piqueta.
Los 13 presos políticos llegaron a la alambrada. El Comandante Ruperto, pese a sus 64 años de entonces, fue el primero en salir.
Cuando salieron, los primeros presos tuvieron que pasar por donde estaba una chatarra la cual tropezaron debido a la oscuridad. Entonces se produjeron los primeros disparos.
Arias “Mochinga”, el “Catire” Rincón y otros, tuvieron que cargar al “Gordo” Cova Mata casi en hombros porque éste sufría de gota.
Al llegar al caserío, el “Catire” Rincón vio al camarada Pedro Veliz que los esperaba.
Veliz los metió en unos vehículos y los sacó del sitio. Pero el “Viejo” Ruperto y sus acompañantes no aparecían, desorientados la mañana siguiente los sorprendió detrás de la cárcel. Pero no los agarraron.
Al cuarto día, encontraron a Ruperto y sus hombres.
El “Viejo” Ruperto volvió a la guerrilla y depondría sus armas 17 años después, en mayo de 1994, cuando bajó de las montañas junto con sus compañeros a raíz de la decisión del Frente Guerrillero Americo Silva, el Partido Bandera Roja se legaliza y participa en las elecciones.
Ruperto es un hombre legendario, porque cuando depuso sus armas tenía 78 años y había pasado buena parte de su vida entre las montañas de
Anzoátegui, Sucre y Monagas.
*Un mes después del reportaje publicado en la revista Élite, la periodista Irma Barreto fue detenida y sometida a juicio militar. Corrían los años del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.
*Cuenta Antonio Arias.
Antonio Arias recuerda cada detalle como si fuera hoy en día. Cuenta con maestría de escritor de novelas de suspenso. Alentada por el éxito de la fuga del San Carlos, ocurrida dos años antes, la dirección nacional del Partido Bandera Roja había decidido dar un golpe espectacular liberando a sus compañeros presos en la cárcel del estado Monagas.
Se le dio la encomienda a la jefatura militar del Frente Amerco Silva, pero el plan fue trazado desde adentro y desde afuera. Había un plan A y un plan B. El plan A consistía en que los guerrilleros al mando de Veliz Acuña llegarían desde el monte a una de las garitas de La Pica, de noche, y controlarían al guardia; luego encendían la llama de un yesquero, que era la señal convenida para que, desde adentro, sus compañeros, que contaban con tres pistolas 9 milímetros y una granada, pusieran en práctica el plan B y controlaran a los vigilantes, corrieran a la alambrada y la cortaran después de apagar las luces de esa parte de la prisión.
A Arias se le iluminan los ojos a medida que va contando la aventura. El día escogido fue un domingo porque a los presos les pasaban una película, de manera que se acostaban a las 9 de la noche y no a las 7 y 15 como ocurría usualmente; eso le daba a los guerrilleros una ventaja de una hora y 45 minutos para actuar.
“Los presos comunes estaban separados de nosotros, lo cual hacía más expedita la oportunidad de escapar. Entonces, todo estaba preparado para ese domingo”, dice El Mochinga.
Para llegar a la cárcel los guerrilleros debían atravesar una explanada de 200 metros desde el monte. Allí era donde los presos cultivaban la tierra. Como desde las garitas podía verse la acción de los subversivos, éstos debían extremar las precauciones para no ser descubiertos.
El día de la fuga, en la tarde, se destapó un chaparrón de todos los demonios y la tierra fuera de la prisión, se tornó tan pantanosa que era difícil caminar por ella, de manera que los guerrilleros tendrían problemas para llegar al objetivo.
“Pero eso no fue todo”, dice Arias, “el problema principal ocurrió en la noche. No hubo película ese día. Imagínese, el día anterior nos habían dicho que el proyector estaba bien y de pronto ese domingo nos dicen que está malo, que no iban a dar ninguna película y que debíamos recogernos a las 7 y 15 minutos. Pero el plan ya estaba en marcha y no podíamos retroceder”.
Ahora se encontraban ante dos problemas: debían acelerar el plan de fuga y no tenían contacto alguno con el exterior; es decir, la gente de Veliz Acuña no sabía lo que pasaba dentro de la cárcel; no sabían que no iban a pasar la película y que, por ese motivo, no contarían con la hora y 45 minutos adicionales para actuar.
“Nosotros sabríamos que ellos habían llegado a la garita cuando encendieran el yesquero, pero no podíamos transmitirle a ellos ninguna información”, y El Mochinga dice estas palabras como si estuviera viviendo la tensión del momento otra vez.
A las 7 y 15 los vigilantes comenzaron a recoger a los presos, pero algunos de los dirigentes de Bandera Roja se escondieron en un cuarto donde hacían trabajos, para no ser vistos. No habían visto la llama del yesquero, así que decidieron actuar poniendo en práctica el plan B desde adentro con la confianza de que sus compañeros llegarían a tiempo. Pero no sabían que el terreno afuera era pantanoso y que en ese momento éstos tenían problemas para llegar a la cárcel.
Lo bueno para ellos fue que, con la lluvia, uno de los guardias se durmió y el otro fue neutralizado cuando lo llamaron y acudió presto. Era un hombre que respetaba a la guerrilla porque los guerrilleros eran hombres duros y decididos, y a los hombres duros y decididos se les respeta. Lo encañonaron y lo rociaron con líquido paralizante para que no pudiera gritar.
A continuación apagaron las luces del sector, los reflectores de las garitas ubicadas en el lado de la cárcel por dónde iban a escapar y que daba a la calle adyacente. Más allá había un caserío donde los esperaban los automóviles de sus compañeros. Cuando la oscuridad cubrió totalmente el sector, salieron hacia la alambrada con una piqueta y en ese momento algunos vigilantes los vieron; vieron, mejor dicho, las siluetas y les gritaron: “Epa”. ¿Para dónde van ustedes? ! Regresen.
Con rapidez de felinos, todos los presos políticos llegaron a la alambrada que los separaba de la libertad. La noche anterior habían decidido los nombres de los que iban a pasar primero, pero ante la premura, se aglomeraron todos cuando se procedía a utilizar la piqueta y se abría un hueco en la alambrada.
El comandante Ruperto, pese a sus 64 años de entonces, fue el primero en salir y arrancó como perseguido por el ánima sola en medio de la noche desolada y preñada de demonios, oscura como la cueva de Drácula porque los nubarrones habían sepultado a la luna.
Cuando salieron, los primeros presos tuvieron que pasar por donde estaba una chatarra la cual tropezaron debido a la oscuridad. Entonces se produjeron unos fogonazos.
“!Se escapan, se escapan!”, gritó alguien y se oyeron unos disparos aislados. “Yo oía lejanos los disparos, lo cual indicaba que no sabían por donde andábamos; estaban tanteando en la oscuridad”, dice Arias.
Después, las ráfagas rápidas, nerviosas, a todas partes. Ninguna los alcanzó, así que salieron a descampado. “Pero cuando nosotros llevábamos 15 mts avanzados, ya Ruperto y los que lo seguían nos llevaban una delantera impresionante”.
Arias, el Catire Rincón y otros, debían llevar al gordo Cova Mata casi en hombros porque éste, fuera de los kilos demás, sufría de Gota, qué es la enfermedad de los reyes y de los príncipes y que nadie sabe cómo le fue a dar a un guerrillero con menos plata que un indigente.
Se perdieron, claro, se perdieron en la oscuridad de la noche. Y lo peor era que los guerrilleros que llegaron al sitio, en vez de dispararles a los guardias para proteger a los presos de la fuga, disparaban para cubrirse ellos mismos. Fue una operación de lo más loca y todavía nadie sabe cómo llegó a un final feliz para ellos.
Cuando llegaron al caserío, el Catire Rincón vio a un hombre con uniforme militar que se perdía en una bocacalle. Era una sombra apenas en la tenue luz del alumbrado de barrio pobre “! Ese es Pedro Veliz”, gritó emocionado.
“! Ringo, Ringo”!, llamó a Veliz por el pseudónimo. La misma suerte que cinco años después le daría la espalda en Cantaura lo favoreció porque, efectivamente, se trataba de Pedro Veliz.
Veliz los metió en unos vehículos y los sacó del sitio. Pero el comandante Ruperto y sus acompañantes no aparecían por ninguna parte, porque, desorientados, andaban dando vueltas como una veleta. Tan perdidos andaban que la mañana siguiente los sorprendió detrás de la cárcel. De hecho, escucharon el sonido lúgubre de su ominoso interior y las órdenes imperiosas de los guardias, con el alma encogida ante la posibilidad de volver a ella. Pero no los agarraron. Nadie sabe cómo fue posible eso, pero no los agarraron.
Cuando la fuga fue planificada, se resolvió que si alguno se perdía debía poner una señal en el sitio donde se encontrara desorientado. Una señal cualquiera, un trapo colgado de una rama, por ejemplo, todos los días y todas las noches; una señal que fuera vista por los hombres de la guerrilla que, actuando legalmente, andarían por esos caminos buscándolos en medio del operativo militar. Al cuarto día, jueves, encontraron a Ruperto y sus hombres, cansados, hambrientos, pero felices porque habían conseguido la ansiada libertad.
VIVA EL SOCIALISMO
Y EL COMUNISMO
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